Estilo y Simbolismo
Maupassant utiliza un lenguaje evocador y una atmósfera opresiva para sumergir al lector en la mente de la protagonista. Las descripciones del entorno, que se tornan cada vez más sombrías, reflejan el estado mental de la madre. Desde la desolación de su hogar hasta la caótica presencia de sus hijos, cada elemento contribuye a crear una atmósfera de angustia.
Los "monstruos" que la madre ve en sus hijos no solo simbolizan su frustración y miedo, sino también la lucha interna entre sus expectativas y la realidad. Este simbolismo profundo se convierte en una poderosa herramienta narrativa que amplifica la angustia del relato. A medida que los "monstruos" cobran vida en su mente, la madre se ve atrapada en un ciclo de desesperación que la empuja cada vez más hacia la locura.
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